viernes, 3 de diciembre de 2021

Historias de la Transpirenaica: El Lac d´Estaing. En moto por los Pirineos

 

El Lac d´Estaing


El pasado septiembre en una de mis constantes peleas con el Garmin que llevo instalado en la moto, llegué al precioso Lac d´Estaing.

Fue lo típico que llegas a un cruce, el gps trata de meterte por una carretera de la que desconfías y terminas enfrascado en uno de esos pequeños líos que tanto reconfortan.

El caso es que de rebote llegué a este lago atravesando una de esas carreteras estrechas y rotas, con subidas pronunciadas y cambios de rasante que no sabes lo que habrá al final.

De esas que te ponen verraco mientras algo dentro de ti dice…:

“¡¡aventura!!, ¡¡eres malo!! Sí!!!... Bieeeen….!!”

Todo sería perfecto si no fuese tan justo de gasolina en medio de la montaña. Con lo que mi mente en aquellos momentos me decía…:

“ jeeee! Qué bonito…! Me pone un huevo…, pero por Dios que esto lleve a algún sitio, o me quedo aquí tirado sin hablar nada de francés”

Gajes del oficio le llaman… jeje

El lugar al que lleva es uno de esos preciosos lagos de montaña. Sus aguas tranquilas y transparentes que bajan de unas montañas que se ven reflejadas en él.

Vamos, bucólico a más no poder.


Con un área recreativa en la que de vez en cuando para alguna auto caravana y de las que salen rutas de senderismo.

La verdad es que aun no siendo yo mucho del rollo acampar, en aquel momento me hubiese gustado tener la tienda para poder quedarme una noche en silencio disfrutando de la montaña, de los bichitos del lago y de la soledad.

Además había una pequeña edificación a modo de chiringuito veraniego medio abandonado que daba el pego para plantar la tienda bajo algún tejadillo.

…qué lástima…

Poco antes de llegar me encontré en medio de cuatro casas, con un pequeño hostal que no sabía si estaba abierto.

Justo al inicio de la carretera, la pequeña aldea de Estaing que tuve que volver a visitar para deshacer mis pasos camino de los siguientes dos puertos, en una fea tarde que amenazaba lluvia y casi en reserva.

Pero la aventura no había hecho más que comenzar:

Nada más bajar a Estaing (llevaba un buen rato a ritmo de no gastar) comenzó a llover cada vez con más fuerza mientras la moto entraba en reserva.

Así me hice los Cols de Soulor y Aubisque lloviendo a mares, sin ver un pimiento, la carretera hecha una mierda, de mala leche… 


¡¡tela!!

Por si fuera poco, para quien no conozca la zona, ambos puertos están unidos por una carretera estrecha, rota y con unos cortados que quitan el hipo si no te gustan las alturas.

Pues allí me encontré con un rebaño de vacas (Pepe. Había vacas) tan malhumoradas como yo en aquel día de mierda.

“-¡Aparta de ahí… que no tengo el día!” le dije a una a la que le dio por revolverse en el lugar más complicado.

El tiempo y el consumo de gasolina de la moto corrían en mi contra, con lo que me hervía el culo por salir de aquella situación.

Desde el Col d´Aubisque, todo bajada hasta Gourette (que no hay gasolinera) y de ahí a Laruns ya anocheciendo. 


Allí un gasolinero malhumorado me dio con la puerta en las narices, hasta el punto que parecía ofendido cuando vio que no hablaba francés:

-          “¡¡Cagggrrrfurrrrgg!! ¡¡Cagggrrrfurrrrgg!!”

-           “¡¡là l'essence!!”

-          “¡¡vingt-quatre heures!!”

No voy a reproducir lo que barrunté bajo el casco en aquel momento de calentón. 

De verdad que no procede.

Dejé caer la moto pueblo abajo hasta encontrar la famosa gasolinera. El famoso supermercado estaba ya cerrado y tenía el aparcamiento para mí solito.

Al paso que echaba gasolina, me puse a buscar hotel para aquella noche en España, por supuesto, dado que tenía tal cabreo que no me hubiese quedado a dormir en aquel momento en Francia por mucho que me ahorrase 2 horas de camino al día siguiente.

Tal fue el encabronamiento que sin mirar el Gps me lancé como un miura a subir el Portalet totalmente de noche y cerrado de niebla en la cumbre. Pero llevaba gasolina que era lo importante.

Por el camino me encontré a un par de moteros españoles con sendas Harley Davidson que se habían quedado tirados por avería de uno de ellos. Me ofrecí a ayudarlos, pero dijeron que tiraban cuesta abajo hasta el pueblo más cercano.

Al final y después de muchas horas de ruta, llegué reventado a las once de la noche; a un hotel conocido ya camino de Canfranc porque Jaca estaba hasta los topes. Pero entero que era lo Importante.

Espero que os haya gustado esta aventurilla.

¡¡Lo Imposible tarda Sólo un Poco más!!

 




 

3 comentarios:

  1. Entretenido. A mi, ya sabes que si hay animalitos de por medio, me resultan más interesantes, y casi siempre los hay...

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  2. Menuda...jaja para la proxima un par de litros en garrafa y listo asi vas mas tranquilo jaja el lago tiene muy buena pinta 👌transmite una paz la foto que dan ganas de ir jaja

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  3. Otra aventurilla más para la saca!!!

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