miércoles, 12 de enero de 2022

La Leyenda Continúa 2022

 

Buenas….

¿Como va todo?

¿Que tal han ido las navidades? ¿Y el comienzo de año?

¿¿Se han portado bien los Reyes??

Viendo que mi cuenta con ellos estaba en números rojos desde hace meses, esta vez me conformo con que no me hayan traído carbón. Jeje

Aunque tengo las Historias de la Transpirenaica por terminar, hoy me he puesto a escribir aún con la resaca de haber vuelto ayer a casa. Algo cansado tras una ruta de quinientos kilómetros largos, con algo de frío y bastante viento, lluvia…  Solo faltó la nieve.

Es lo que tienen las concentraciones invernales. Que al ser en invierno, es muy probable que la climatología dé por saco.

La Leyenda Continúa 2022.

El post de hoy viene a propósito de haber asistido por tercera vez a la Concentración Invernal La Leyenda Continúa, que se celebra desde hace años en Cantalejo, Segovia.  En un evento que es justo lo que a mí me gusta:

Gran ambiente, muy buena organización y localización, además de unos servicios más que aceptables. El número de asistentes es el justo y necesario para permitir que esté animado, pero con un nivel de civismo que te permite descansar unas cuantas horas por las noches. También hay que decir, que en eso tiene un gran mérito la organización.

De hecho yo soy de los que piensan que para diferenciarse del resto y conservar ese punto familiar, no deberían dejar que creciese mucho más; acotando las inscripciones si fuese necesario.

Aunque respeto todos los gustos, ahora mismo para mí no hay otra.

Sin salir casi con la moto desde Septiembre, necesitaba una ruta en condiciones

Desde luego y tras un par de ediciones de tanteo, este año me propuse tomármelo con calma: Ir con más tiempo, hacer aunque fuese un poquito de turismo por la zona, tratar de disfrutar de la gente, del ambiente, y de los amigos que allí me encontrase.

Jueves día de reyes es un tanto jodidillo para largarte con la moto, especialmente si tienes hijos (en mi caso sobrinos) que atender en un día tan especial. Con lo cual  no me quedó otra que salir tarde,  hacer noche en el camino para no llegar y montar la tienda hasta las tantas.

La ruta escogida fue la que os dejo en el enlace:

Coruña- Villalpando- Peñafiel- Sacramenia- Cantalejo. 


Salir de Galicia con una buena dosis de curvas, dormir en Villalpando para ya de buena mañana visitar una Puerta de San Andrés, de cuya existencia me enteré allí mismo; pero cuya decoración me pareció preciosa y luce recientemente restaurada (me enteré en el hotel de que existía) .

Realmente la puerta es lo que queda de la antigua fortificación de una villa que en su día fue templaria, que un rey entregó a un mercenario francés.  Inicialmente eran cuatro puertas, y la que queda fue declarada  Bien de Interés Cultural. Monumento Histórico-Artístico en 1931.

Rectas bastante aburridas, pero paisajes bien diferentes a los acostumbrados. Me gustó y la necesitaba.

Cuando llegué al Castillo de Peñafiel, que de aquella zona creo es era el único que me quedaba por ver, resulta que está en una mota tan alta, que el castillo es precioso, el casco histórico tiene su encanto, pero me tendré que volver con calma para visitar el castillo por dentro. Ya que por fuera hay que tener una cámara de la leche y buscar con calma una buena situación, para sacar una foto en condiciones.

Tampoco la luz acompañaba lo más mínimo en un día fresquito y medio de niebla.

Nos echábamos de menos:

Una vez llegué, planté la tienda y me situé, lo primero que hice fue tratar de quedar con un buen amigo de redes (Rubén) que andaba tan loco como yo por situarse. Al final fueron cinco minutos que no llegaron a nada. Algún día me iré por los madriles a hacerle una visita a él y a Pablo. Pero es que las ciudades me dan pereza en proporción a su tamaño. De mucha, al infinito y más allá.

En el ambiente se notaban las ganas de reunirse, de reencontrarse con gente, de charlar, de desconectar de toda esta mierda que nos lleva asolando los dos últimos años. Cansados de restricciones, de mascarillas, de distancias… De no vivir en condiciones.

Hasta yo, que presumo de ser un antisocial, de aborrecer las aglomeraciones, el contacto físico y los grupos grandes; necesitaba abrazos y ver al puñado de amigos/colegas que allí nos juntamos una vez al año. A papar frío, a dormir los más valientes en una tienda de campaña en pleno mes de Enero, a ahumarnos en las hogueras,  brindar y a contar nuestros proyectos moteros de cara al año que entra.

Todo eso se palpaba en el ambiente. Eso, y que andábamos mirándonos unos a otros como chinos, frunciendo el ceño para tratar de averiguar quién se escondía tras la mascarilla.

“Será Es@...”

Si normalmente te cuesta con la gente que conoces solo de redes, así pudimos terminar con unas cuantas arrugas de expresión demás.

De hecho, se notaba en los conciertos de por la noche que la gente estaba más en las hogueras que otros años. El viernes había algo de gente, pero el sábado tras el sorteo, la carpa parecía un solar. Todo el mundo aprovechaba la noche para estar unos con otros, hablar o disfrutar en silencio del crepitar del fuego. Incluso se disfrutaba de otra manera estar en la tienda escuchando el murmullo del viento.

En ese aspecto, solo algún rezagado dio por saco a las tantas con discusiones de fiesta y alcohol.

Hasta el domingo por la mañana, se veía como había menos prisa de lo habitual por irse a casa.

Por mi parte, esos dos días y noches se me pasaron volando:


Me tiré todo el tiempo saludando a gente y dando pequeños paseos para no anquilosarme sentado delante de la hoguera. Viejos amigos, amigos de redes, un@ te presenta a otr@... Y así todo el rato.

Personas estupendas que me provoca una alegría inmensa poder, ver, saludar o incluso abrazar. Verlos allí una vez más con todo lo que ha pasado es la mayor de las suertes.

Salvo a uno, hacía entre dos y tres años que no veía a la mayoría. L@s muy capull@s parece que no pasa el tiempo por ellos, mientras yo me siento cada vez más mayor.

Realmente me lo he pasado en grande. Hasta me he reído y hecho bromas a pesar de ser un sosín de humor rancio, que disfruta de ese sarcasmo que fuera de nuestras lindes no siempre se entiende. Lo Siento chic@s me cuesta darme cuenta.

El sábado por la mañana aparecieron dos buenos amigos valencianos. Ramón y Merche visitando amigos y promocionando un evento muy chulo que están montando en el Ayuntamiento de Altura (Castellón) Letras & Motos se llama. En él habrá un puñado de escritores y amigos relacionados con las motos, dando charlas y contándonos cosillas de sus amigos y viajes 

Pinchad aquí para saber un poco más. 

Por la tarde llegó el Huracán Paquito procedente de Coruña, para revolucionar al personal. Con él volví el domingo a casa entre viento, niebla y lluvia. Uno de esos  moteros anónimos con un montón de kilómetros a sus espaldas, que compaginan sus vidas familiares con una forma de vivir tan incomprendida.

La verdad es que un evento como este, te puedes encontrar con unos cuantos como él. Da igual marca o cilindrada: desde un Vespino 50cc, a la más grande y cara de todas las motos, todos formamos parte de la misma comunidad. 

Otr@s directamente van con sus familias para así disfrutar todos juntos  de una reunión como esta. Porque ser motero no es como tratan de pintarlo últimamente:

Una actividad peligrosa propia de maleantes, vividores, borrachos y drogadictos que buscan la muerte en cada curva.

En eventos como este se puede comprobar que 

 Ser motero es una forma de vivir. De amar la vida y la libertad en toda su plenitud

Sobre todo esa libertad individual con la que en teoría nacemos, pero que se nos trata de recortar cada vez más.

Lo hacemos subidos a nuestras motos. Esos  aparatos mal vistos y denostados porque no se aguantan por sí mismos, se caen para los lados y nos provocan una concentración tal, que hace solo estemos viviendo el momento. Que hace que seamos uno con ella. No existe nada más, solamente conducir un vehículo.

No sé a algún@s les fastidia más eso, o que encima nos haga felices, y subir un poco la adrenalina de vez en cuando…

Lo que está más que claro, es que la inmensa mayoría nosotros no somos así. Que tenemos familias, y que nuestra mayor premisa cada vez que salimos, es volver a casa para verlas. Las estadísticas lo demuestran.

Bueno… que me lío, y hoy no lo había hecho

Como es habitual desde que voy, he acampado con mis compañeros de la Asociación IMU(Enlace) que allí aprovechamos para realizar una de las dos quedadas anuales, hacer piña y vernos las caras. 


Como siempre digo, Todo es Compatible:

Luchar por los derechos del colectivo y Disfrutar de una concentración como esta.

No somos bichos raros, radicales ni nada por el estilo. Somos moteros como el resto, pero de los que se mojan y dan la cara cuando toca.

Este año por el tema Covid he pasado bastante de lugares cerrados como carpa social, comedor y demás, aún a riesgo de no ver a alguna gente que para más por allí. Me perdonen, porque si ya no es mucho mi ambiente el “social”, con todo esto menos aún.

Seguro que a much@s os veré en alguna de las rutas o eventos del año. Y en  La Leyenda 40 (que espero volver) seguro que tendremos otra oportunidad.

La Concentración

Como buen evento motero de masas,  La Leyenda no es solo un montón de gente comiendo, bebiendo y charlando alrededor de unas hogueras.

Se trata de un montón de actividades diseñadas para atraer a todo tipo de públicos y para proporcionar un aporte económico tanto a Cantalejo como a los pueblos de alrededor.

A ellos va también la gente a dormir o a disfrutar de su rica restauración, y allí se realizan todo tipo de degustaciones de productos, demostraciones de artesanos locales, etc.

En el plano puramente motero te puedes encontrar de todo:

Desde empresas de viajes, organización de eventos, artículos de moto, concesionarios que acercan hasta allí las últimas novedades; hasta compañer@s que van a La Leyenda a dar conferencias. Contando sus vivencias en largos viajes o escrito algún libro con cuyas ventas, merchandising, etc, sufragar nuevas aventuras. 

Todo un clásico en La Leyenda Continúa es la participación de un Crack del Stunt como es Emilio Zamora. Que además de hacer fácil lo imposible en sus acrobacias con la moto, me consta que es un tío muy comprometido con el mundo de la moto.


La verdad es que no cambiaría La Leyenda por ninguna concentración más grande, porque directamente no van conmigo aunque respete los gustos de todo el mundo. Siempre puede haber pequeños detalles que de vez en cuando rechinen  un poco, pero algo tan grande no se puede hacer al gusto de todos.

Como much@s de vosotr@s, haré lo imposible por volver el año que viene a reencontrarme con un montón viejos y nuevos amigos de los que me costó despedirme y que ya echo un poquito de menos.

Espero que el año que viene podamos vernos tod@s  las caras de forma normal en una historia de estas: Tapadas por una braga o una bufanda por el frío, en lugar de la mierda de las mascarillas. Que nos podamos abrazar y charlar sin tanta distancia incómoda. Que podamos vivir con normalidad plena.

Os Deseo un Gran Año Motero, cientos de rutas y miles de kilómetros a Tod@s

Agradecimiento Especial a: Ramón Parreño, Gloria Comino, Toni Escobar, Toni Trotacaminos, Josep Rutero, Sergio Rohe, Jose Luis Felgueroso y Roberto por cederme sus fotos.

Millones de Gracias Chic@s

Aquí os dejo un pequeño vídeo con más fotos

¡¡¡Lo Imposible Tarda Sólo un Poco Más!!!

Espero que os haya gustado el post. Infinitas Gracias por Leerme.

Compartid, suscribíos al blog, y esas cosas.