¡¡Qué pasa gente!!
¡¡Buenos días!!
¿¿Cómo va todo??
Ya ha pasado el ecuador del mes de agosto, y con él comenzamos a ver el final de otro verano raro, pero que como siempre se pasa rapidísimo. A ver si pronto vuelven los de antes, con conciertos, fiestas populares y marcha nocturna de la buena.
Pero eso, como siempre os digo:
Disfrutad de cada momento como si fuese el último.
Hoy os traigo un post de los que sé seguro que os gustan. Una gran ruta de esas que se viven con intensidad tanto por los lugares por los que discurren, como por la cantidad de anécdotas que pueden surgir en un fin de semana de moto con amigos viejos y nuevos.
De esos que difícilmente se olvidan por mucho que pase el tiempo gracias a los grandes momentos vividos.
Ruta de los Puertos Astur- Leoneses.
Llamémoslo “Evento”
Esta es la crónica de un fin de semana muy especial por varias cuestiones, entre las que sin dudarlo destaca que es el primer “evento” motero de más de veinte personas al que asistía en estos tiempos complicados.
Que no… ¡Que no quiero que se me enfade nadie…!
No me olvido de la Ruta de los Puertos de Asturias 2020(enlace), que para mí es más una reunión entre amigos, a la que el año pasado asistimos un@s 20 Hijos de la Gran Ruta con muchas ganas de pasarlo bien pero con cuidado.
El Grupo MotoAsturias suele organizar varias historias durante el año aparte de sus propias salidas.
Entre todas ellas destaca la Riders on Road. Una ruta al estilo de la Rider 1000 y otras similares que se celebran por diversos lugares de nuestra geografía:
Ruta, puntos de paso obligatorios, regalos, fiesta y alguna recta perdida entre el mar de curvas que es Asturias.
A ella había asistido en las dos últimas ediciones antes de la mierda esta. De hecho estaba apuntado a la 2020 que obviamente se canceló.
El otro evento que organizan ya más sencillo, es la Ruta de los Puertos Astur- Leoneses:
Una salida de un día que recorre todos los puertos que comunican las comunidades de Asturias y Castilla y León (no sabía que eran tantos)
Fácil y sin Complicaciones.
No sé cómo lo suelen hacer otras veces, pero este año que no estaba la cosa para meterse en fregados no se han complicado nada la vida:
-Evento de Facebook con la ruta, puntos de paso, llegada e instrucciones de fotos y eso.
-Quedada a las 8.00 en el Chiringuito Motero de Arriondas, que para quien no lo conozca es un sitio cojonudo donde poder comer, beber y charlar de forma relajada con la tropa que allí se junta. Un lugar realmente agradable si te gustan las motos, del que por aquí os dejo el enlace.
- Y poco más:
Se sale todos más o menos juntos. No hay comida en grupo, y las paradas las eliges tú. Lo único que sí debes es parar en los puntos estipulados para sacar una foto y verificar luego que has pasado por allí. Puedes terminarla, hacer un trozo o lo que quieras. Es cosa tuya.
Dios los cría, y las motos los juntan.
Realmente me hacía un montón de ilusión ir a Arriondas:
Hace ya unos años que me planté en Gijón en solitario para hacer una ruta organizada por lugares que no conocía, que no sabía si podría aguantar por mis historias y por lo intenso que puede ser rodar por Asturias en un evento de estos.
No conocía a nadie. No esperaba nada de aquello más que ver algo nuevo, divertirme todo lo posible y disfrutar de una tierra que me encanta. Terminé volviendo a casa pletórico por haberla terminado y por haber conocido a un puñadito de personas que me gustaría tener más cerca.
Personalmente es algo que me engancha a este tipo de rutas: que vas a un sitio que te lo dan todo prácticamente hecho. Solo tienes que disfrutar y abrirte a conocer gente nueva.
Una de ellas (El Dani) fue quien me “lio” para ir:
-“Tienes que venir..”
-“Hay hotelillos baratos cerca de mi casa..”
-“Vamos a cenar por ahí…”
Entre que él es muy pesado y que yo soy “difícil” de convencer, fiesta montada.
Ruta de Ida
Sé que puede sonar raro, pero realicé la ruta de este fin de semana con dos grupos diferentes:
Es largo de explicar, pero resultó toda una grata sorpresa cuando Abel y Paco (dos buenos tipos que conocí en el primer grupo/motoclub con el que salía hace unos diez años) me propusieron realizar la ruta con ellos.
Aunque
coincidimos en un montón de cosas, por una cosa u otra, la vida y las motos han
ido acercando o alejando nuestros caminos por este mundo. Eso sí, siempre de
buen rollo.
No fueron los únicos que se pusieron en contacto conmigo para aquella ruta .Algo que me abruma si tenemos en cuenta que tengo fama de ser un poco antisocial con el tema motos, pero aun así os lo agradezco a todos.
La ruta de ida la hice yo un poco de memoria y sin complicarme la vida:
Tras un café en la plaza de Betanzos, Abel y yo salimos el viernes por la mañana mezclando carretera y autovía hasta que nos metimos en la carretera de A Fonsagrada.
Día de sol y algo de calor, perfecto para rodar en moto por una carretera conocida, pero en obras. Por si fuese poco, iba casi estrenando ruedas (las Michelín Anakee Adventure). Con lo que imperamos el despacito y buena letra como lema del camino, mientras progresábamos camino de una Asturias en la que paramos a comer pronto. A la sombra.
Las sensaciones estaban siendo buenas en medio de un calor que comenzaba a ser sofocante por momentos. Carreteras retorcidas y con asfalto irregular en las que no necesitas correr para disfrutar:
Alto del Acebo para bajar a San Antolín de Ibias por Marentes, camino del Puerto del Connio por el que pasé el año pasado junto a Jesús con su X-Adv, durante la Ruta de los Puertos.
Sin parar en Cangas, subimos Leitariegos para Villablino- Somiedo y La Farrapona.
Pinchad Aquí para ver el enlace de la ruta que hicimos.
Una hora para 4 kilómetros.
Este puerto tiene una rampa fuerte rampa con curva de derechas, que sigue sacando a relucir un miedito a las alturas cada vez más superado, aunque no del todo en algunas circunstancias.
Como muchos saben, en su cima el asfalto da paso a un tramo de pista que comunica el alto con la aldea de Torrestío en León donde vuelve el asfalto. Quienes controlan más del tema me dirán por qué, pero este tramo de escasos 4,5km parece ser “tierra de nadie”.
El caso es que pese a lo de la rodilla me pica lo de hacer alguna pista facilita de vez en cuando, con lo que yendo acompañado, vi esta la ocasión ideal para atreverme con una con la que me llevaban picando tiempo por ahí:
“Que si es muy fácil… cortita… no tiene pérdida…”
El lugar es precioso, la pista parecía haber sido “arreglada” en un tiempo más o menos reciente, con lo que no me pareció extremadamente difícil para mis pocas aptitudes traileras. Los primeros 2-300 metros muy bien: iba con confianza y ganas. Contento.
Pero llegado a este punto, la pendiente comenzó a pronunciarse, la pista tenía cada vez más surcos, algún barranquillo y deslizaba cada vez más. Con lo que terminé bloqueado por la tensión y la falta de confianza con una moto tan pesada.
Me conozco y sé que hubiese terminado saliendo de allí de una forma u otra. También que si no hubiese ido acompañado, ni lo habría intentado. El caso es que tras una hora larga en la que la ayuda y paciencia de Abel no tendrían pago, y habernos cruzado con varios turismos que no las tenían todas consigo, llegamos polvorientos y con una cerveza ganada al bar de Torrestío. A todo esto, él la hizo a lomos de su Kawasaki Z750.
Ni trail ni gaitas. Narices, manos y ser bien alto…💪😂
¡¡Vaaamonos!!
A todo esto, creo que eran las 8 de la tarde cuando vimos que todavía nos quedaban casi 2 horas hasta Gijón, más otra hora para Abel que dormía en Arriondas junto a Paco que iba directo desde Coruña por autovía .
Con las pilas recargadas, salimos con ganas a afrontar la parte final del día. Los primeros y más divertidos, por el Puerto de Ventana.
Su ancha pero rota parte leonesa, da paso nada más meternos en Asturias a una carretera sinuosa, estrecha y con un asfalto aceptable. Pero lo que más os llamará la atención si no conocéis la zona, es que pasa de ser roca viva en León, a una frondosidad apabullante en su parte Asturiana.
Me lo pasé tan bien e iba tan concentrado bajando aquel puerto… Buah!!
Vamos a correr un estúpido velo sobre la llegada a Gijón y como quedé con Dani, ya que me da vergüenza hasta contarlo. Entre nosotros lo dejaremos en que llegué bien pese al Gps.
Tras acomodarme en el Hotel y guardar la moto, me reencontré con mi buen amigo tras dos años sin vernos. Cenamos, reímos, y vuelta al hotel para dormir unas poquitas horas.
-¿Dónde se desayuna?
-“En el Chiringuito”
A las 6:15 suena el despertador. Como de costumbre cuando tengo rutas de estas no había dormido demasiado aunque sí descansado.
Tras una pequeña caminata al fresco, llegué a casa de Dani a buscar la moto. Allí esperaba ya la tropa del Club Benelli Trk Asturias, acompañados de Gabriel (un compañero gallego de IMU) y su pareja. Otro al que lié, jeje.
Juntos saldríamos haríamos el primer enlace del día hasta Arriondas donde comenzaba una ruta que nos traería de vuelta a Gijón unas cuantas horas después.
Cuando llegamos al Chiringuito el ambiente era estupendo. El parking se estaba llenando rápidamente de motos, y lo que es mejor, de caras conocidas:
-La tropa de Gallega.
-Abel y Paco que aún estaban digiriendo los cachopos de la cena (aun desayunaríais y todo, cabrones 😜).
-El señor Sin Prisa que dejé colgado esperando para tomarnos un café al que no me dio tiempo.
Hasta me encontré a un tipo al que no ponía cara, porque en redes solo saca fotos de su Chuchuqui.
¡¡¡“Pablín!!!. Me caji nas troitas!!!
Hacía casi dos años que no veía al Desenlatado. Lo vi tan cambiado, que parecía que le había salido barba y todo.
Me alegré tanto de verlos a todos bien por todo esto…
Tras la foto de grupo, quise por fin ir a desayunar un café y un pincho, pero no hubo manera. -“¡Vamos! Ya desayunarás después…!!”
Comienza la Ruta
El Puerto del Pontón era el primero del día. Para llegar a él hay que pasar primero por un Desfiladero de los Beyos precioso, pero al que no termino de pillar el punto en moto. No fui cómodo en ningún momento en el valle, ni tampoco en la subida en la que no conseguí llevar un ritmo constante aunque fuese tranquilo.
Arriba para la foto, el primer parón del día que aproveché para meterme una bebida isotónica ante el vacile de algún capullín que ya había desayunado. “Empiezas Bien…!!😂😂😂”
Tras la bajada hasta Riaño, enfilamos un Puerto de Tarna que solo conocía parcialmente, ya que en ese punto siempre había tomado rumbo al Embalse de Porma y Boñar.
Tras unos minutitos de bromas y fiesta, nos pusimos de nuevo en marcha por un trazado que se ha denunciado varias veces por su mal estado de conservación (zona minera, camiones… y dejadez de las administraciones) Como decía el otro: “Piano, piano”.
Pese a lo que podía parecer, el peor tramo estaba abajo, donde más de uno se llevó un susto en forma de bache fuerte e inesperado.
¡¡¡¡Siiii!!! ¡A Desayunar!
Casi lloro cuando vi parar a estos delante de un bar. Parece que no fuimos los únicos, porque nada más bajarme de la moto, me encontré a Paquito tomando el primer pincho del día.
Una labor a la que me lancé sin dilación antes de que la “jauría” terminase las existencias de aquel pequeño bar en Villoría. No me acuerdo exactamente de que era el bocata, pero sabía a gloria pura, ya que aquellas horas mis tripas eran una manada de leones…
Este fue el primer punto del día en el que vi peligrar terminar la ruta. Cuando un aire trajo a mis oídos un rumor de retirada.
“Bueno hombre, no será para tanto” Pensé yo.
La verdad es que lo entendí al saber que había gente que llevaba años sin montar en moto, y que algunos lo hacían de forma esporádica en rutas cortas. La verdad es que era una ruta graciosa para quien no está acostumbrado.
La Colladona.
Conocía el nombre, me resultaba gracioso, pero nunca había estado. Desde Villoría son apenas 9 km de subida estrecha, constante y entretenida. Con un paraje ganadero y verde totalmente recomendable. Allí sí hicimos unas cuantas fotos rápidas para no perder el poco ritmo que habíamos ganado desde la parada anterior.
Si fuese políticamente correcto os diría que en Cabañaquinta hubo un momento desconcierto con la ruta. Pero como no siempre lo soy, os digo que el grupo en la bajada se dispersó un poco (algo normal yendo tantos) y nos perdimos unos cuantos. Pero gracias a las nuevas tecnologías nos reagrupamos rápido camino a un puerto de San Isidro que nunca había subido en este sentido, pero que deseaba al ser uno de los tramos más divertidos de la ruta.
Arriba me encontré a "Zipi y Zape"😜 sacando fotos a las vacas y a las impresionantes vistas de este puerto.
Era casi mediodía, el sol comenzaba a apretar con tanta fuerza como bajaban las energías de algunos integrantes del grupo. Algo que se veía claramente en sus caras en la parada para gasolina de Boñar, tras la larga bajada.
Llegando a la hora de comer y camino a las Hoces de Vegacervera, fue sin dudarlo el momento crítico del día:
El sol picaba fuerte, gente que tiraba sin mucho sentido, otro a hostias con las abejas que se le metían en el casco…
Después de un pequeño debate sobre si seguir totalmente la ruta o no, enfilamos hacia las Hoces, nos sacamos fotos… Finalmente paramos a comer en un pequeño merendero, sin yo saber que comeríamos de Picnic. Con todo el rollo de llegar tarde el día anterior…
Menos mal que cuando se juntan un puñado de asturianos nunca falta comida. (¡¡Gracias Chic@s!!)
A la mayoría no los conocía de nada, y este fue el momento del día en el que pudimos charlar con un poco de calma, y reírnos un rato entre anécdotas varias. Fue realmente divertido conocer a gente que se han unido en su mayor parte por compartir modelo de moto. Es lo bonito de esto. ¿¿O no??
Al retomar ruta hubo rebelión:
Una manada de caballos sorprendió a todos, cuando los vimos todos juntitos tumbados junto a su dueño. La hierba estaba seca pero blandita y debió gustarles tanto, que parecían negarse a dejar de pacer… 😂 .
Esto es algo tonto que a casi todos nos ha pasado más de una vez, pero divertido cuando queda en una anécdota graciosa (Un abrazo, asturiano😉)
De camino a Pajares, al llegar a un semáforo de obra que nos encontramos a mitad de subida, les dije que yo bajaba a mi ritmo.
De los que conozco es el puerto que más se me resiste pese a que su asfalto es lija pura, es precioso y lo he pasado ya unas cuantas veces. Pero no… voy en él. Qué se le va a hacer.
Tras unos unos poquitos kilómetros rodando solo, y con la ruta totalmente clara, me encontré a Dani que me estaba esperando a poquito del resto.
Ya reagrupados, enfilamos el Alto de la Cobertoria. Posiblemente el tramo que más les costase a unas Trk que me sorprendieron por su buen hacer en curvas, y unos 48 caballos bastante bien aprovechados que se comportaron con muchísima dignidad durante toda la jornada. De hecho hubo momentos que con mi conducción tranquila se me iban a poco que apretasen el ritmo.
Pero aquí más de uno reconocía que las rampas del 14% las ponían a prueba, aunque por el ritmo alegre que llevaban no se notase demasiado. Yo mientras tanto, como siempre en modo tractor a ver los toros desde la barrera admirando un paisaje precioso del que no disfruto a menudo; y regulando que aún quedaba lo más duro: Terminar.
De hecho hubo un momento en el que me volví a encontrar a Dani esperando, temeroso de que un día de sol me estuviese pasando factura.
-“Tira hombre… que tú conoces la carretera… disfruta!!”
Parada para
foto, unas risas y para abajo sabiendo que éramos los últimos de esta ruta que
pasaríamos por allí, y por todos los puertos.
Cuando llegamos abajo, oootra parada en el chiringuito del embalse de Valdemurrio.
Ahora sí que sí alguno comenzaba a estar blandito por la dureza de la ruta.
A mí sin embargo tanta parada larga me mata al no dejarme llevar ese ritmo constante que tanto me gusta.
Después de un refrigerio y otro tironcito vivo, nos plantamos en la Gasolinera de Teberga para la enésima foto. Viendo peligrar terminar una ruta que quería completar, me puse en cabeza intentando dar aire en un tramo divertido pero en el que hay que rodar con mucho cuidado por el tráfico y los senderistas que recorren la Senda del Oso. De ahí al Puerto de Ventana en sentido contrario al día anterior.
Aquí hasta
yo comenzaba a notar un puntito el cansancio.
El bucle.
-El ¿Queda mucho? Era la “música de fondo a aquellas horas” a las que muchos no contaban de haber llegado tan bien y con tanto pundonor.
Era el punto de ver quien quería terminar y quien quedarse. De hablar las cosas y cada cual pronunciarse.
Desde aquí pido perdón por si alguien (especialmente Dani) se sintió molesto por mi cabezonería en aquellos momentos. A día de hoy, cada una de esas largas que hago es un reto nuevo que superar y del que disfrutar. Por eso que me cuesta tanto abandonar, aunque quizás en ese momento hubiese sido lo correcto.
Desde ese punto nos quedaba lo que llamamos el “Bucle de Villablino” que era bajar Ventana hasta Villablino/Caboalles de Abajo, Puerto de Cerredo por Degaña hasta Cangas del Narcea, y volver a subir un Leitariegos en obras, otra vez a Villablino; subir Somiedo (último puerto del día) y desde ahí bajar a Gijón para terminar la ruta en un conocido hotel del polígono. Unos … 300 kilómetros más.
¿¿No está mal, no??
Por aquí os dejo la Ruta Completa del día.
“Me tiré por la Ventana”
Sé que es el chiste es muy malo, pero tenía que hacerlo. No puedo evitarlo… 😅😂.
Pero en realidad es lo que hice cuando nos subimos a las motos:
Tirarme puerto abajo (el de Ventana) con alegría y mirando si me seguían. Viendo si finalmente había retirada.
Tras unos cuantos momentos de duda y verme solo un ratillo, al final todos continuaron. Realmente estaba flipando con el aguante de algunos.
Tras hablar con Dani vía teléfono, ya en Cerredo, los primeros en alcanzarme fueron Alex y Patri de
Una joven pareja más maja que las pesetas, que lo dio todo en aquella ruta. Él en cuanto a pilotaje porque va Bien, y ella en cuanto a aguante.
¡¡Qué Barbaridad!!
Tras ellos venía Anibal. Otro majete al que había conocido en la última Riders a lomos de una Trk, y que ahora se había pasado a ktm con una 1290R. Ojo al aparato ese…
El tramo desde Cerredo no tiene mucho que contar a parte de una zona de curvas bastante divertida, y un túnel que atraviesa la montaña por el que no había ido. El resto es carretera bastante rápida que atraviesa aldeas con sus zonas de 50. Un pelín pesado, y más a aquellas horas.
-¿¿Va una Hamburguesa…??- Me decía Dani al llegar a Cangas.
-Te sonará muy raro, pero no tengo hambre. Solo ganas de terminar. – Le contesté
-Será cabezón…- estaría pensando él.
En la gasolinera de Cangas (otra foto) la gente ya no podía más, algo muy de entender llegado aquel momento. Ya bastante habían hecho, y todavía les quedaba volver a Gijón.
Pero quedaba tan poco… Un arreón de dos puertos muy fáciles y a cenar. Solo unos poquiiiitos kilómetros más…
-Pues si tú vas, nosotros también- dijeron Alex y Patri.
Aníbal asintió pese a verse el cansancio en su cara. Pero el tío es duro de narices, y no lo dudó demasiado.
Sabiendo que su ritmo es más alto que el mío y que no les costaría pillarme, salí con fuerza y con todo el convencimiento del mundo.
Serían ya las 9 de una de esas largas tardes de Junio, con el sol bajo y un poco de fresquito. Un buen momento para rodar.
Leitariegos lleva un tiempo parcialmente en obras, con tramos de gravilla a medio señalizar. Algo que les avisé a estos antes de salir.
Supongo que ellos pillaron cerrado el semáforo de obras que yo me encontré abierto. Lo cierto es que me alcanzaron una vez superado el puerto con su foto de rigor.
Realmente Leitariegos es uno de esos lugares agradecidos para ir en moto por sus paisajes y una carretera entretenida, pero que te deja disfrutar de ellos sin demasiados peligros, aunque alguno hay. Como un par de pequeños escalones por hundimiento de la calzada que terminas por conocerte.
Resultaron de más riesgo los mastines que había sueltos bajando el puerto camino de Villablino. De esos que cuando hay algún altercado “no son de nadie”. De hecho una vez superados, aflojé preocupado por mis compañeros de ruta. No fuese que encima de liarlos para seguir, se llevasen un susto por culpa de unos perros a la vuelta de una curva.
A Dios gracias los vieron y superaron sin problemas.
Somiedo . ¡¡¡¡¡¡Ultimo Puerto!!!!!!!
Tras una ultimísima parada en Villablino para recuperar el resuello, salimos con las últimas luces del día camino del puerto de Somiedo. Veinti…cuatro kilómetros que hicimos juntos sin pensarlo, disfrutando sobre todo de una última parada que nos tomamos con calma.
¡¡¡¡Bien!!!!
¡¡¡Lo Conseguimos!!!
La verdad es que pocas veces he disfrutado tanto de llegar a este puerto. Uno de los más bonitos en cuanto a paisaje se refiere de Asturias.
Tras unos minutos, nos despedimos de un Aníbal visiblemente cansado. Salió tras deleitarnos con una última y bonita maniobra a modo de giro en un camino (tiene manos el tío).
Continuamos todos juntos hasta que él tomó camino a casa, y nosotros hasta Gijón. Ellos camino a sus casa, y yo al hotel donde me esperaba el resto del Club TRK Asturias ya refrigerados.
-¿Este viene o no viene?- Les preguntaron Abel y Paco que habían llegado ya.
Llegar, llegué reventado como alma en pena a las 11 de la noche. Creo que casi me cansó más lo de ir en moto de noche en tensión continua, que la mitad de la ruta de aquel día.
Pero una vez más, regulando y siendo cabezón, había llegado Bien y sin sustos.
Aquella noche se alargó un pelín más con una buena cena, un par de cañas a modo de festejo, y muuuchas risas.
Cuando me metí en cama… Hay cuando pillé la cama….Mmmmmmmm….
Ruta de Vuelta: “El Cuerpo las hace y el cuerpo las paga”
Al día siguiente me desperté tras haber dormido como un tronco 7-8 horas sin parar. Mi mente estaba descansada, pero mi cuerpo para el arrastre como pocas veces.
No había forma de poner la rodilla a funcionar. Recogí mis bártulos mientras avisaba a mis compis coruñeses que tirasen sin mí. Que aún tenía para un rato.
Desayuné con Dani para despedirme, recoger mi moto que había guardado en su garaje todo el fin de semana, y nos despedimos con un gran abrazo. Es difícil saber cuándo podremos volver a coincidir. Realmente es un gran tipo y nos tenemos mucho aprecio.
Como a la ida, hubo compis de Coruña que se ofrecieron a que los acompañase. Pero de verdad que no tenía el cuerpo para seguir a nadie ni para estar pendiente más que de mí mismo.
Tras intentar seguir una ruta de vuelta que me había pasado Abel, desistí. Tracé una en mi cabeza que no fuese muy cansada, y terminé comiendo en Cangas del Narcea.
Que bien me sentó aquel segundo café del día.
Parecía que hasta me hacía revivir.
Tras la comida dirigí mi Teneré camino del Puerto del Palo para así entrar de nuevo en Galicia por Grandas de Salime y el Acebo.
Al final esperé Paco y Abel “a la Sombra de los Pinos”. Pero no los de María del Monte, si no los del Embalse de Grandas. Al fresquito.
Juntos hicimos el último tramo hasta Coruña de relax y con unas sin alcohol de por medio y encontrarnos en la parada con el otro grupo de Coruña.
Como de costumbre me tocó ir delante, pero me lo pasé muy bien. Totalmente despreocupado, disfrutando de cada curva a lo chopero en mi trail.
Llegados a la Zona Betanzos, ellos fueron tomando camino de sus casas, mientras yo (un viaje más) seguía mi pequeña superstición de finalizarlo pasando por esa plaza tan motera, y que tan buen rollo me da. Es por la que me costó 21 largos meses volver a pasar subido a una moto (enlace).
Gracias a todos por un fin de semana tan estupendo:
A Angel y Cía de MotoAsturias por montar la ruta.
A los integrantes del Club TRK Asturias por la compañía: Dani, Alex, Patri, Aníbal, los Joses, Iván… A todos.
A los amigos que hacía mucho que no veía, pero también a los que estaban y no pude ver. Espero que sea muy pronto.
Al par de dos con los que me encontré a la vuelta. Se estaba muy bien a la sombra, pero los he visto más rápidos…😜😂
¡¡¡Vamos!!!💪💪
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